MEDITACIÓN:
 EL RECURSO MÁS VALIOSO
PARA REDUCIR EL ESTRÉS


¿Si estás estresado, ansioso, tenso o preocupado, por qué no intentás practicar meditación? 

Dedicar aunque sólo sea unos minutos a la meditación te puede ayudar a eliminar el estrés del día, recuperar la calma y obtener la paz interior.

Cualquier persona puede meditar, es una actividad simple, económica y que no requiere de ningún equipo especial. 

Podés practicar en el lugar y en el momento que quieras; si estás dando un paseo, en el ómnibus, cuando estás esperando en el consultorio del médico, e incluso en medio de una complicada reunión de negocios. 

Algunos puntos para que entiendas la meditación

La meditación se ha practicado durante miles de años. Originalmente  su propósito era de ayudar a profundizar la comprensión de lo sagrado y las fuerzas místicas de la vida. En la actualidad, si bien conserva intacto su contenido profundamente espiritual, también es utilizada como una técnica altamente efectiva para el relajamiento y  la reducción del estrés.

Está considerada un tipo de terapia complementaria para la mente y el cuerpo, y sin dudas, puede ayudarte mucho a lograr un estado de relajamiento profundo y tranquilizar tu mente.

Durante la práctica, debés concentrar tu atención y de ese modo es posible eliminar el flujo de pensamientos confusos y contradictorios que pueden estar llenando tu mente y provocándote mucho estrés. 

Este proceso requiere bastante práctica, pero definitivamente te permitirá lograr un estado de bienestar físico y emocional.

¿Puede ser útil para vos la meditación?

Por supuesto que sí. La meditación puede llevarte a un estado de calma y equilibrio, que puede darte muchos beneficios para tu  bienestar emocional y tu salud en general. 

Estos beneficios no finalizan cuando termina tu sesión de meditación. Por el contrario, pueden ayudarte a llevar adelante el día de manera más calmada y a controlar los síntomas de ciertas afecciones, relacionadas con el estrés y la ansiedad. Es indudable que cuando utilizás estas técnicas, obtenés muchos beneficios emocionales y físicos, la práctica constante te puede ayudar a:

Despejar la sobrecarga de información diaria. 

Tener una nueva perspectiva ante las situaciones estresantes.

Adquirir mejores herramientas para controlar el estrés.

Aumentar tu autoconciencia y enfocarte en el presente.

Reducir tus emociones negativas.

Aumentar tu imaginación y creatividad.

Aumentar tu paciencia y tolerancia

Bajar la frecuencia cardíaca.

Reducir la presión arterial en reposo.

Mejorar la calidad del sueño.

¿La Meditación contribuye a tratar enfermedades?

La meditación también podría ser útil si tenés algunas afecciones médicas, especialmente las de tipo psicosomático, que empeoran con el estrés.

Un número creciente de investigaciones científicas consideran los beneficios para la salud de la meditación, y aunque todavía no es posible sacar conclusiones categóricas sobre los mismos, sin dudas, te puede ayudar a controlar los síntomas de afecciones como:

ansiedad, asma, dolor crónico, depresión, enfermedad cardíaca, hipertensión arterial, síndrome de colon irritable, problemas de sueño, cefaleas tensionales, etc.

Por supuesto que tenés que hablar con tu médico, y sólo debés iniciar la práctica, si él te aconseja sobre las ventajas de usar la meditación cuando padecés algunas de estas afecciones u otros problemas de salud. 

En algunos casos muy raros, la meditación podría empeorar los síntomas asociados con determinadas afecciones de salud mental.

En definitiva, es necesario que comprendas que la meditación no es un sustituto de los tratamientos médicos tradicionales, pero seguramente te va a resultar muy útil si incorporás su práctica a tu vida diaria.

Diferentes tipos de meditación

Meditación, es un término general para las muchas maneras de lograr un estado de relajación y bienestar. Hay muchos tipos de técnicas para relajarse que tienen componentes de la meditación. Todas comparten el mismo objetivo: lograr la paz interior.

Algunas formas de meditar pueden ser:

Meditación guiada. 

A veces se la llama visualización; con este método de meditación formás imágenes mentales de lugares o situaciones que te relajan.

Se trata de usar tantos sentidos como sea posible, captar olores, imágenes visuales, sonidos y texturas. Un guía o un maestro generalmente es el que conduce este proceso, pero también con la práctica, podés realizarlo vos mismo.

Meditación con mantra. 

En este tipo de meditación, repetís silenciosamente una palabra, pensamiento o frase calmante, que te ayudan a evitar los pensamientos que dispersan tu mente.

Meditación de atención plena. Mindfulness

Este tipo de meditación se basa en estar atento para tener un mayor estado de conciencia y aceptación para vivir el momento presente.

Debés ampliar tu percepción consciente. Te concentras en el flujo de tu respiración y tratás de observar tus pensamientos y emociones, pero sin intervenir en ellos, debés dejarlos pasar sin juzgarlos.

Meditación trascendental.

La meditación trascendental es una técnica simple y natural. En esta forma de meditación, repetís silenciosamente un mantra determinado, como una palabra, un sonido o una frase, acompañando con una respiración rítmica y suave. Esto permite a tu cuerpo entrar en un estado de descanso y relajación profundos, y deja que tu mente logre la paz interior sin necesidad de concentrarse ni esforzarse. 

Algunos recursos para la meditación

Los diversos tipos de meditación pueden incluir elementos diferentes para ayudarte a conseguir los resultados esperados. Estos pueden variar dependiendo de quién sea tu guía o tu maestro. 

Algunos de los recursos más comunes en la meditación pueden ser:

Concentrar la atención. Concentrar la atención generalmente es uno de los puntos más importantes para la meditación.

Es lo que ayuda a liberar tu mente de las muchas distracciones que causan estrés y preocupación. Podés concentrar la atención en cosas específicas, un objeto, una imagen, un mantra, e incluso la respiración.

Respiración relajada. Esta técnica consiste en respirar en forma suave y uniforme. El propósito es hacer la respiración más lenta y profunda y reducir el uso de los músculos de los hombros, el cuello y la parte superior del pecho para respirar de forma más relajada.

Un lugar tranquilo. Si sos principiante, la práctica será más fácil si estás en un lugar tranquilo con pocas distracciones, sin televisión, radio o teléfono celular.

Al tener más experiencia, quizás puedas meditar en cualquier lugar, aun en situaciones de mucha incomodidad, como en un embotellamiento de tránsito, en una reunión de trabajo estresante, o esperando en una fila larga en el supermercado.

Una posición cómoda. Podés practicar la meditación sentado, acostado, caminando o en otras posiciones y también durante tus actividades. Pero siempre es más efectivo hacerlo en una posición cómoda para poder aprovechar al máximo sus beneficios. Procurá conservar una buena postura, una actitud abierta y que los pensamientos pasen por tu mente sin juzgarlos.

Sugerencias para una meditación efectiva

No permitas que la idea de meditar "correctamente" aumente tu estrés. Si lo deseás, podés asistir a centros especializados en meditación o a clases en grupo dirigidas por instructores capacitados. Sin embargo, también podés practicar fácilmente por tu propia cuenta.

Además, podés hacer tu práctica tan formal o informal como quieras, siempre debés tratar que sea compatible con tu estilo de vida y tu situación personal.

Aunque algunas personas logran hacer de la meditación parte de su rutina diaria y pueden dedicarle una hora o más, al comenzar y al terminar su día. Yo te aseguro que  también te va a resultar muy beneficioso, si solamente podés dedicarle un breve lapso de tiempo de calidad a su práctica.

Estas son algunas formas de meditar por tu cuenta y cuando quieras:

Respirar profundamente. 

Esta técnica es buena para principiantes, ya que respirar es una función natural. Dirigí toda tu atención a la respiración. Concentrate en lo que sentís y lo que oís al inhalar y exhalar por la nariz. Respirá suavemente, profundo y despacio. Cuando te distraigas, volvé a prestar atención a tu respiración.

Observar tu cuerpo. 

Cuando utilicés esta técnica, tratá de concentrar tu atención en tu propio cuerpo. Prestá atención a las distintas sensaciones corporales, ya sea dolor, tensión, calor o relajación.

Combiná la técnica de observar tu cuerpo junto a tu respiración, así podrás imaginar que irradiás calor o relajación hacia las diferentes partes de tu organismo.

Repetir un mantra. 

Puedes crear tu propio mantra, ya sea religioso o no. 

Es más, muchas veces, esto es mejor que utilizar mantras con palabras incomprensibles y difíciles de pronunciar para nosotros. Excepto el mantra sagrado “Om” del hinduismo, que es muy sencillo de repetir y cantado varias veces y correctamente, te hará sentir una vibración en tu pecho, en el plexo solar y en la garganta muy beneficiosa para relajar el cuerpo y calmar la mente.

Rezar. 

La oración es la forma de meditación más antigua y la que más se conoce y practica. Existen oraciones, ya sean orales o escritas, en la mayoría de las tradiciones religiosas. Podés orar con tus propias palabras o con las oraciones propias de la religión que practiques.

Leer y reflexionar. 

Muchas personas dicen que se benefician al leer poemas o textos gratificantes, y al tomarse un momento para reflexionar silenciosamente sobre sus significados.

Enfocarse en el amor y la bondad. 

En este tipo de meditación, debes tratar de pensar en las personas y en vos mismo con sentimientos de amor, compasión y bondad. Esto te va a ayudar a sentirte más conectado con los demás y con tu propio yo con más empatía y aceptación.

También podés meditar mientras vas caminando, es una manera eficiente y sana de relajarte. Podés usar esta técnica donde sea que camines, en un lugar silencioso y calmo, en una vereda de la ciudad o en un centro comercial lleno de personas. Dirigí tu atención a lo que ves y escuchás a tu alrededor y procurá mantenerte siempre concentrado en tu respiración.

¿Se puede mejorar la habilidad para meditar?

En primer lugar, no juzgues tu habilidad para meditar.

La meditación lleva trabajo y paciencia. Tratá de tener siempre presente que es común que tu mente divague mientras meditás, sin importar cuánto tiempo hace que estás practicando. 

Cuando ello ocurra, lentamente volvé al objeto, la sensación, o el movimiento en el que te estás concentrando.

Experimentá, y seguramente descubrirás qué tipo de meditación es mejor para vos y la qué más te beneficia. 

Adaptá tu meditación a lo posible, con un criterio realista, y de a poco irás logrando tu objetivo.

Y recordá siempre que no hay una manera correcta, ni una incorrecta para meditar. Lo que importa es lo que realmente la meditación aporta a tu vida.


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